La frase fue acuñada por Horacio en el siglo I a. C. y se encuentra en una epístola a su amigo Lolius. Tiene muchas traducciones, pero en el contexto de la carta (en la cual trata sobre los múltiples procedimientos que Ulises usó en su regreso de Troya para superar las pruebas a las que se enfrentó) se puede entender como «tener el valor de usar tu habilidad para pensar». Otros la traducen como «atreverse a pensar» (Wikipedia)
La idea de que para adquirir conocimiento era necesario ser audaz tiene sus raíces a principios del siglo XVII (...)Sapere aude no tardó en convertirse en una exhortación a superar todos los frenos y a conocerlo todo (...) el filósofo Immanuel Kant utilizó el lema para definir y captar el espíritu de l que él llamó la "ilustración" (1)
(1) El ojo del observador - Laura J. Snyder
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